jueves, septiembre 28, 2006

AL DIRECTOR DEL DIARIO MENORCA

Para el hombre normalmente despierto es penoso ver como nuestra cansada sociedad ha reducido a un par las opciones de pensamiento universal. Gracias a los medios de información y a su abuso de las mentes: pocas quedan incólumes y casi es nula la capacidad para mantener cierta novedad en lo que se dice y se piensa. En suma, alumni de Trapisonda, les quieren a ustedes sólo galgos y podencos; sólo churras y merinas; sólo liberalotes y rojos; sólo catalanes y españoles.

Como es natural, si las opciones desde las que mirar el mundo son dos, las libertades se han vuelto imposibles en su mayor parte. Por eso cuando nos cuentan algo los cerebros permitidos, sobreviene el aburrimiento de saber de sobra adónde irá a parar el discurso. Nos copan con aburrimiento y tópico. A veces más aún, cuando nadie quiere significarse recordando a unas víctimas de las quasi-ideas que vuelven a mandar en España. Sofocantes ideas a las que conviene no contravenir.

En el famoso Diario Menorca se publicó toda una página dando vueltas en torno a una decisión ciudadana de forzar un homenaje a las víctimas del rojerío gobernante en 1936, cosa que ha levantado comentarios en la Isla de Menorca, donde algunos buenos demócratas han declarado que "La república no asesinó a nadie", cosa que debemos creer por fe, como parecen creerla los curas y fingen respetar los de la derecha agachadiza. Los cargos, no los hombres. La conclusión de la página permitida de D. Josep Maria Quintana ha sido la obligada por la sumisión mental de esa persona: "No es de justicia hacer un homenaje a las víctimas de los rojos". Dios le conserve la vista a él, el señor obispo y a los lectores tentados de creerse algo así desde un periódico cristiano, o sea, de la religión del perdón.

Se afea esta obcecación y se culmina con una pregunta: ¿Qué se está haciendo con los españoles? Todo en una carta dirigida al señor Bosco Marquès, director del Diario Menorca, que enloquecería si creyera todo lo que dice su periódico.

Junta de Rectores de Trapisonda.

Sobre L’HOMENATGE

A Bosco Marquès, Director del Diario Menorca

O sea, a ver si me entero, Dire, porque las malas costumbres intelectuales, las mentes captas por la estupidez y la oscuridad, a veces ni toman la precaución de dar una apariencia lógica a las furias disimuladas que las mueven.

Veamos: micer Quintana, tu fiel corresponsal en el mundo de la corrupción histórica, termina su página del 28 de septiembre preguntándote si “después de lo que te acaba de explicar”, se puede seguir afirmando que es de justicia homenajear a las víctimas de la represión marxista desencadenada por el Frente Popular, que tan impopular resultó. (Un detalle: parece que “populari”, en el primer romano, significó arrasar, ya ves tú)

¿Y qué es lo que “acaba de explicar” antes de hacerte la pregunta? Pues que en compañía de Brondo, y de otros (porque eran cuatro voces), cantaba el Salmo 123 en beneficio y honor de los liquidados. Lo hacía en la fecha del 9 de Febrero. Confiesa, pues, veleidades católico-fascistas.

Es decir, Dire: acláramelo, porque no acierto a ver la relación .ni siquiera demagógica- entre cantar el Salmo 123, dando gracias, y no poder hablar, en justicia, de las víctimas de los rojos. ¿Quizá porque ya tuvieron sus homenajes durante años y eso les hace menos víctimas, o es que el tipo cree que quienes las asesinaron fueron víctimas de los vencedores y no criminales juzgados y condenados?

En fin, que el hombre ha gastado una preciosa página tres del Diario Menorca en aras de la enciclopédica memez de moda. La ha gastado en la repetición viciosa de la historia de buenos y de malos, para decir lo que se sabía que diría: que algunos muertos no merecen memoria ni homenaje. Hace un pisto histórico de mucho mérito indeseable, añadiendo a los asesinados ciudadelanos matices como Riego, Isabel II, Prim (que no quiere que fuera asesinado por orden masónica, él sabrá), Mompensier, Serrano, Ferrer Guardia, Barcelona –que es obligada-, Primo de Rivera y otras bonitas historias que no parecen venir al caso salvo para demostrar lo leído que es, el tío, y lo mal aprovechado.

Siempre con la torcida idea erudita de que fue Franco quien organizó el movimiento, con otros muy religiosos, lo que justificaría que se asesinara a cualquier católico: cosa que viene siendo obsesión desde las Cortes de Cádiz para un determinado tipo de mentes captas. Aunque esa mente sabe y no quiere decir que el alzamiento lo mandaba Sanjurjo (reincidente) y lo coordinaba Mola, “el Director”. Nada como rebotar de un seminario para asilvestrarse.

La explicación intelectual de este pensador de secta es también clásica: ya está bien de tirar los muertos a la cara del vecino. No dijo tal cuando los muertos eran de su agrado. Además, cae en lo que prohíbe: argumenta a base de muertos antiguos y modernos y, con detalle, da la cantidad de cadáveres fabricados por Franco en persona: Además de Prim, ciento setenta y seis. ¡176! Lo dice él. Yo, lo copio, porque no me lo sabía.

Lo que sí sé –porque lo dijo el Diario Menorca hace poco- es que los muertos que pretenden homenajear en Ciudadela son 31 y no 13. Claro que siempre se puede echar la culpa al director y sostener que es una errata, aunque el mal queda hecho ya.

Lo dicho, Bosco: te hacen falta mejores catalanistas, aunque sean de otro clan. Menos a pájaros; menos protagonistas y dados a los salmos; más sinceros y desorejados previamente para que no las enseñen tanto. Este catalanista de guardia que tenéis está gastado y calza un pie descomunal.

¡Ay, lo que estáis sembrando!

Arturo Robsy.