viernes, julio 21, 2006

LA MEMORIA DEL DIARIO MENORCA

LA MEMORIA DE LOS DESMEMORIADOS EN EL DIARIO MENORCA

Algo habrá en las células madre con que se fabricaron los menorquines más obtusos. Algo como el reconcomio y, también, la convicción de que la memoria importa poco, o sea, que se puede recordar cualquier cosa, verdadera o falsa, sin que la gente la analice y se haga preguntas.

El "famoso Diario Menorca", herido de inquisición catalanista y clerical, ha dedicado y dedicará mucho espacio y tiempo a la bella "memoria histórica" que están polucionando los del frente zapatista de liberación republicana, convencidos de que a nadie le chocará que esto lo haga un periódico que salió a la luz, nuevo de trinca, con el Yugo y las Flechas en la cabecera y titulándose "Diario Insular del Movimiento". No se trata de lealtad política, que eso no existe, sino de lealtad a uno mismo, a sus orígenes, que suele ser señal de honra y decencia. Pero es que hay más aún: El periódico es del Obispado, o sea, de la Iglesia, y la Iglesia llamó Cruzada a la guerra del 36 y nombró Hijo Predilecto a Franco, ambos títulos no borrados de sus anales y en vigor todavía.

Si aquella Iglesia Católica encontró motivos justos para el Alzamiento Nacional y nombró al Caudillo Hijo Predilecto, y hoy algún medio bajo su poder se dedica a quebrar su recta memoria y a publicar, contra la propia historia católica, monstruosas levedades salidas de las cabezas herederas de la mayor persecución religiosa de la historia y de los que llevan algo más de un siglo obstinados en la fragmentación de España, una de dos: O esta Iglesia no es aquella, lo que a la fuerza ha de ser un despropósito, o los que rigen esta Iglesia en Menorca simplemente usurpan un catolicismo al que han hecho perecer en la "Desmemoria" por motivos bien ajenos a los religiosos. Por pura y descarada política de aldea, bien reñida con el propósito universal de nuestra fe.

Un ligero y esquemático prólogo para referirnos a un artículo de "Untal Quevedo", en catalán clerical-esclerótico, titulado DE LA MEMORIA, AL ACUERDO, que ya indica bien que la memoria pura ha de ser mediatizada por los acuerdos actuales y dejar que hoy sea más verdad lo que se inventa en presente que lo que verdaderamente pasó y no tiene remedio.

El artículo empieza, bien se verá cómo lo hace: "Esta semana -concretamente el martes, 18 de julio- se han cumplido 70 años del golpe de estado llevado a término por la guarnición del ejército español destinada en Marruecos, contra el régimen de la República. Un pronunciamiento que a pesar de estar protagonizado nada más que por cuatro de los 18 generales que integraban la cúpula militar de la época, acabó triunfando después de casi tres años de una guerra sangrante y fratricida y que instauró un régimen dictatorial -el franquismo- que se alargó durante cuatro décadas".

Mal empezamos. Si "Untal Quevedo" se ha molestado en averiguar que sólo cuatro generales de la república se alzaron, debe haber visto que Galicia, León, Castilla la Vieja, Navarra, Aragón, Baleares, Barcelona, Madrid y algunas provincias de Andalucía se alzaron a la vez que "la guarnición de Marruecos". Con desigual suerte. Exagerar que el alzamiento sólo sucedió en el protectorado responde a la propaganda que empezó con la guerra y aún se continúa: que España fue invadida por hordas extranjeras, moras y que Franco fue el culpable máximo, cuando debe saber "Untal" que el Alzamiento lo dirigía el General Sanjurjo, desde Portugal, y que su máximo artífice fue el General Mola, llamado "El Director". Desde Navarra y, luego, desde Castilla. Hasta Octubre Franco no fue el jefe del movimiento sino, solamente, el general que mejor operó, que superó más obstáculos y que le hizo ser reconocido como el más oportuno para vencer por parte de los demás generales, menos Cabanellas.

Mal, mal empezamos con esta inquina hacia el ejército de la República, que fue el que se levantó a la vez que el que trató de sofocar el levantamiento. Hay una curiosidad que no contempla "Untal Quevedo": que con la república se quedaron la mayor parte de las fuerzas militares y de las unidades y de los generales y del estado mayor, y que en el bando nacional hubo desde el primer momento una mayoría de voluntarios, cosa que, pese a ser hoy tan popular, no pasó en el bando rojo.

Pero, ¿qué más da? Hoy se puede decir cualquier cosa y esperar que pase por historia. Historia malevolente disfrazada de tierna corderilla. Historia que no dice que el hermano del propietario del Menorca -que luego se lo dio al obispado- fue asesinado por lo que él mismo llamó La Horda Roja. ¡Coño! Lo que no se puede decir casi en ningún lado, ni menos en el Menorca -con excepciones- es la historia verdadera, que no tiene en esa isla un palmarés de civilización, cultura, educación ni tolerancia. Atendiendo al número de habitantes, fue uno de los lugares más mortíferos de España.

Falsificar la historia, aún con buenas maneras o con la intención de un entendimiento, es una falacia siempre. Y más en una tierra donde los partidos mostraron su verdadero aspecto carnicero y primitivo, sectario y contumaz. En una tierra donde tantos sufrieron la vesania de unos pocos, armados ilegalmente por cierto. Una pendencia que equivaldría a que en en 1968 se hubieran manifestado las masas para reivindicar lo injusto de la guerra de Cuba y Filipinas, donde los políticos monárquicos del régimen de la Restauración tan ciegos e inútiles resultaron ser. No sucedió porque en el 68 quedaba algún sentido común y alguna vergüenza torera. Y es que sí, que el odio de los vencidos del 39 supera todo límite histórico.

¿Por qué? Tal vez porque los derrotados quedaron con la mala conciencia de su actuación, valiente en muchos casos pero desafortunada, falta de dirigentes y sucia con sangre no derramada en el frente. Pero es que hubo otra derrota además de la de aquellos españoles: una derrota de ideas extranjeras que hicieron que los gobiernos de la república equivalieran a una invasión extranjera y ese componente ideológico y bárbaro ha sido el que ha persistido en el odio contumaz y en no dejar que la historia borrara lo que no tiene ya remedio. Fíjate que las mismas ideas extranjeras son las que persiguen a diario a Pinochet, sobre el que se ceban a despecho de que está al borde de la muerte; las que hicieron, por mano de Garzón y de otros, que se detuviera a Pinochet en un viaje: la justicia sólo puede hacerse desde la memoria auténtica. Pero esas ideas que son las que hoy gobiernan. Mal gobiernan.

EL RECTOR OSADO, Cátedro de Historia Capada y páramos marxistas.