sábado, noviembre 25, 2006

EL BIEN, EL MAL Y LA SOBERBIA

El Diario Menorca es un periódico de rica sensibilidad con todas las posiciones que son contrarias a lo cristiano y con no pocas contrarias a lo español. Son curiosidades que tienen algunos diarios católicos obsesionados por ser progresistas y no progresivos.

Así, pese a la pendencia que se traen religiosos y padres católicos, el Diario Menorca escoge una Tercera de sábado y aplaude con la publicación de opiniones de un propagandista algo descreído, algo progresista y algo influenciado por lás clásicas ideas masónicas del Siglo XVIII. Modernidades amparadas por algún clero periférico.

El autor, Pedro J. Bosch, es un propagandista de la escala de complemento, o sea, no rompe en loas directas al bonito socialismo, pero busca el fondo de las creencias que no son las suyas para aplicarles una severa ironía, no tan fina como él se imagina. El hombre no tiene demasiada vista si cree que no se le notan ni la mala fe ni la extremada soberbia sobre lo que es verdad en este mundo traidor. Es posible que sepa la verdad de casi todo, y seguro que sí sabe lo que es mentira y, claro, avisa para que no pequemos contra la ciencia científica, de la que tambien proceden los marxismos.

Así, escribe el viejales cuando no se queja de la próstata:


"Me cuesta comprender algunas objeciones a la nueva asignatura de "Educación para la Ciudadanía" que va a implantarse en España, sobre todo la que esgrime una pretendida (¿sagrada?) soberanía absoluta de los padres en la educación de los hijos. No lo veo así, como padre nunca he considerado a mis hijos como si fueran de mi propiedad, porque el niño, además de hijo y persona autónoma, debe ser ciudadano, o sea integrante de una sociedad con sus instituciones, leyes y valores democráticos compartidos."

Por partes: No es malo mantener el criterio de la independencia mutua del Estado y de la Iglesia, aunque tampoco hay que pasarse en la cosa de discutir la soberanía de los padres para elegir el tipo de enseñanza para sus hijos. Dejando su formación en manos del Estado, ocupado demasiado por ideas contrarias a tradiciones, fe, costumbres e historia de los españoles. Otra cosa es que en un periódico del Obispado de Menorca se de -con presunta neutralidad falsa- una lista de asuntos de los que unos son verdad y los otros mito católico y español que debiera erradicar un estado moderno y democrático:


"Mal haríamos si dejáramos toda la educación al albur de los padres que, por supuesto, son muy dueños de explicar a sus hijos que la homosexualidad es una enfermedad contagiosa o que la teoría bíblica de la costilla de Adán es tan plausible como la de Darwin o que las transfusiones de sangre son pecaminosas, o que el Real Madrid es el eje del eje del mal,[ "si quieres ser paleto, explica así el mundo", idiota] pero la sociedad democrática tiene la obligación de enseñarles a plantearse un debate respetuoso y responsable sobre éstas y otras cuestiones trascendentales, como la justicia del sistema fiscal o el papel de las libertades cívicas según posiciones distintas a las que ya conoce de su casa."

Ya se entiende que el hombre considera que hay obligación democrática de no ser respetuso con algunas creencias que él considera equivocadas y falsas, o sea, que la homosexualidad es normal, 0 que el darvinismo es verdad indiscutible. Se le debe haber aparecido el Mono Desnudo a dictarle un alcorán progre y cierto. Además, propone la contradicción a lo que los padres enseñen a sus hijos en nombre del respeto y la responsabilidad. Un buen sistema para que se vivan las infancias en plan esquizofrénico, con dos verdades a la vez.

"Por otra parte, la asignatura de la Educación para la Ciudadanía no es un invento del pérfido zapaterismo para socavar nuestros valores tradicionales ni adoctrinar a los hijos en un totalitarismo laico y demás sandeces que se vienen escuchando, sino una materia que se ha impuesto en casi todos los países de Europa como una necesidad perentoria [ fino argumento: hagamos lo que hacen los demás y tendremos razón], cristalizada en el proyecto "Educación para la ciudadanía democrática". El problema que le veo no es que sea obligatoria y evaluable, que debe serlo, al contrario que las diferentes catequesis religiosas, sino que no lo sea también para padres, diputados, columnistas, etcétera."

Este último párrafo no necesita ni comentario. Más bien el recuerdo de cuando este hombrecillo cargaba, por razones progres también, contra la asignatura "Formación cívico-social y política", que no tenía patente de corso como ahora la tiene la inventada por socialistas y sus centros de distribución mental.

Bueno es que el hombre lo diga, pero bueno sería que algún sacerdote local dijera algo a respecto, desde el magisterio de la Iglesia.

El Rector Abundio, el Atrasao.